Durante más de 6.000 años, el oro ha ejercido una fascinación casi mística sobre la humanidad. Se atesoraba en los templos antiguos, se enterraba en las tumbas reales, se utilizaba como moneda de cambio y, en repetidas ocasiones, ha servido como cobertura definitiva en tiempos de crisis. Pero el oro no es sólo un símbolo de riqueza y poder, es sobre todo una cosa: el único depósito de valor verdadero y permanente que conoce la humanidad.

¿Por qué el oro? Porque es finito.

El oro es químicamente único: no se corroe, no se oxida, brilla eternamente y, sobre todo, no puede producirse artificialmente. A diferencia de las monedas fiduciarias, que los bancos centrales pueden imprimir a voluntad, el oro es un bien escaso. La naturaleza ha creado una reserva fija de oro que está llegando a su fin.

¿Cuánto oro hay?

Hasta la fecha se han extraído en todo el mundo unas 208.000 toneladas de oro, el equivalente a un cubo de unos 22 metros de arista. En comparación con la demanda mundial de seguridad, se trata de una cantidad insignificante.

Según el Servicio Geológico de Estados Unidos, las reservas sin explotar ascienden a unas 50.000 toneladas, y se trata de estimaciones optimistas. Los volúmenes de producción disminuyen, los costes aumentan y cada vez es más difícil acceder a los yacimientos. Si se mantiene la actual tendencia de producción, la extracción mundial de oro podría llegar a su fin natural en menos de 20 años. Después, sólo quedará el reciclaje, una gota en el océano.

Los bancos centrales saben lo que es el dinero real

Los países occidentales han confiado durante mucho tiempo en el papel moneda y en los sistemas de deuda. Sin embargo, desde la crisis financiera de 2008, una tendencia se ha hecho inconfundible: la vuelta al oro. Países como China, Rusia, India y otros BRICS, en particular, están comprando enormes cantidades de reservas de oro. ¿Por qué? Porque lo saben: El oro no es una promesa, es una posesión.

Cuando los bancos centrales compran oro, no lo hacen por nostalgia. Lo hacen porque el oro es inmune a la inflación, los impagos o los juegos de poder geopolíticos. Es el último reaseguro en caso de que el sistema de papel moneda se derrumbe - y las señales son cada vez mayores.

Papel moneda: el gran farol

¿Qué son el euro, el dólar o el yen? En última instancia, son pagarés basados en la confianza. Desde la desvinculación del patrón oro en los años 70, las monedas fiduciarias no son más que números en ordenadores manipulables por la política de los bancos centrales. Inflación, pérdida de poder adquisitivo, burbujas de deuda... son consecuencias directas de un sistema que se ha desvinculado del valor real.

El oro es y sigue siendo dinero real

• Sin riesgo de contrapartida: el oro no es una promesa, es una propiedad.

• Aceptación universal - El oro es reconocido como depósito de valor en todo el mundo.

• Moneda de crisis - El oro salva activos en caso de convulsiones geopolíticas y económicas.

• Protección contra la inflación - El oro ha conservado su poder adquisitivo durante siglos.

• Independencia - Quien posee oro no depende de bancos, estados o divisas.

• Estabilidad a largo plazo - Mientras los sistemas monetarios de papel van y vienen, el oro permanece.

Oriente se arma de oro

Mientras Occidente sigue acumulando nuevas montañas de deuda, los Estados BRICS -las potencias económicas del mañana- están comprando oro de forma inteligente y estratégica. Están construyendo un nuevo orden mundial en el que el dólar pierde su supremacía. El oro desempeña un papel central en esto - como la base de un nuevo sistema monetario, tal vez respaldado por oro.

Conclusión: El oro no es una inversión, es un seguro.

El oro no paga intereses ni dividendos, pero es rentable cuando todo lo demás falla. Si quiere asegurar sus activos, no hay forma de evitar el oro físico. En un mundo lleno de dinero artificial, mercados financieros inflados e incertidumbres geopolíticas, sólo hay una constante: el oro. El único dinero real.